SILUETAS  
 
 

 

Has embestido contra castillos transparentes que sólo conocen el sabor de la palabra.

Le has negado a tus labios su derecho a pronunciar perdón, obligándote a librar una batalla hasta obtener descuartizados adjetivos que salvajes se rebelan a partir.

Y hoy no queda más espacio para sacrificar relojes, ni heroínas que puedan desatar las manos para hacerte cómplice de una lírica que estrangula los sentidos. El embrujo tiende su mantilla y nos raspa la piel para sabernos.

Hay cuervos que asechan nuestra carne. Los mismos que migran en palomas para sembrar en las cornisas sus flores de metal. Los he visto dar giros detrás de sus disfraces, colgando su miseria de piolines.

Crece la duda y se somete al intuir tu profesión de guía. Ya no hay rencor por espigas marchitas, ni puentes donde amputar columnas.

Hemos sido nosotros los heridos en la función de gala que enmarcaron de alquitrán y sangre el escenario. Dos peregrinos del vocablo entre despojos que se arrastran por paredes en penumbras.

Sólo nosotros conocemos el sabor de la derrota que hipócrita se oculta, mientras aplauden en butacas sin resortes: siluetas... con alas de cartón.

 

 

© Silsh
(Silvia Spinazzola)
-Argentina-


 
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